DESPEDIDAS
Hoy estamos
aquí, pero nadie sabe donde estaremos el año que viene.
En este lugar
nunca pasa el tiempo, y cuando vuelves la vista atrás y lo miras te da la
sensación de que todo lo que te ha sucedido queda aquí guardado, como en una
cápsula del tiempo, y te asaltan los recuerdos.
Sin embargo,
es solo una ilusión. Hoy, yo lo he mirado desde la distancia, y me he dado
cuenta de que es mentira. De que de algún modo u otro todo lo pasado aquí se
perderá en el tiempo, en la memoria, y al final solo nos quedará el recuerdo.
Quizá es por
que estoy sola, quizá es porque me he hecho mayor. Quizá me he dado cuenta de
cosas que antes no me había planteado porque el hacerlo implicaba buscar
respuestas, y sabía que no me iban a gustar.
Este año me ha
faltado una persona importante aquí, y puede que esté escribiendo esto solo
porque he leído Bajo la Misma Estrella y me he deprimido, pero me ha dado la
sensación de que no la volvería a ver.
Quizás es que
soy una persona demasiado romántica, y puede que dentro de tres días haya
olvidado que he escrito estas líneas, pero ahora no hacen otra cosa que danzar
por mi cabeza.
Hoy se ha ido
un amigo mío. Nunca le había dado demasiada importancia, siempre estaba la
seguridad de que el año que viene estaría en el mismo sitio, haciendo las
mismas cosas, esperándome en cierto modo.
Pero este año
no. Este año tarde o temprano todos tendremos dieciocho años, y parece que no,
pero eso siempre lo cambia todo.
Creces,
quieres vivir, explorar, ver mundo, y te cansas de ir siempre al mismo pueblo
perdido de la mano de dios, de ver siempre a las mismas personas.
Es entonces
cuando te paras a pensar. Cuando observas desde la distancia tu posición y te
das cuenta de lo que sucede. Este año ha sido ella, tal vez al siguiente sea
él, pero más pronto que tarde, las personas se separan, los vínculos se
pierden, y solo queda el recuerdo.
Porque la
distancia separa, mata, y acaba con cosas que cuando eres pequeño piensas que
son para siempre. Porque eso es lo que pasa con las amistades de verano.
Repites año tras año, hasta que un día se acaba y no te has dado cuenta, no lo
has disfrutado, y te sientes solo, perdido y a la deriva.
Yo he pensado
todo eso cuando he mirado a lo lejos, cuando me he percatado de que he conocido
a personas que me importan mucho, tal vez incluso demasiado, pero soy así, y no
puedo evitar ser yo.
Quizás
simplemente llevo años yendo al mismo sitio para hacer siempre lo mismo porque
tengo la absurda sensación de que cuanto más lo haga, más perdurará en mi
memoria, y en la suya. Chiquilladas, en realidad.
Llega un
momento en que se acaba. Das dos besos, sonríes, dices hasta pronto, y ese
pronto no llega nunca. Tal que polvo, se pierde en el viento del olvido, del
silencio, de los recuerdos.
Hoy estoy aquí
sentada, y me asaltan los recuerdos. Simplemente cierro los ojos y la veo aquí,
haciendo tarta conmigo, hablando de chicos, viendo pelis, disfrazándonos,
siendo niñas.
Simplemente
aspiro, y un hálito de colonia me lo recuerda, a juegos de cartas, a apoyarme
en el y quitarle sitio en el sofá, a una cena en un restaurante, a un día en
los caballos.
Y me doy
cuenta de que no quiero que acabe nunca. De que no quiero que llegue el día en
que me digan que no vuelven, que ya quedaremos, que nos veremos en otro lugar,
en otro momento, porque es mentira.
Porque quizás
solo soy una niña que no quiere que su cuento acabe, porque me he dado cuenta
de que estoy llorando mientras escribo esto, porque el olvido me da demasiado
miedo.
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