CALL ME BY YOUR NAME
Call me by your name o ese primer amor que nunca se olvida.
LA película por excelencia, de la cual yo vi su tráiler por primera vez hace como un año y pensé: que preciosidad es esta por dios, necesito verla.
El día por fin llegó, y puedo decir tranquilamente que superó todas mis expectativas, algo que era muy difícil porque las tenía por las nubes (error, que luego son todo decepciones).
La película, ambientada en el verano italiano de 1983 nos cuenta la historia de Elio, un adolescente cuyo padre es profesor universitario. Este acoge a Oliver, un joven estudiante americano, para que pase con ellos el verano y le ayude con su investigación.
Los jóvenes chocarán en un primer momento, sobretodo por parte de Elio, pero poco a poco se irán haciendo más amigos, hasta que la chispa del amor surja entre ellos.
Hay muchos adjetivos con los que se puede definir esta película, pero para mi los que más justicia le hacen son: divertida, sensible, tierna, sensual, valiente y necesaria.
Ahora entro a explicar un poco más en profundidad el por qué de estos adjetivos que le doy a la película, pero antes quiero señalar el tremendo trabajo de dirección de Luca Guadanigno. El director con nada te lo transmite todo, porque la película es muy sencilla en su forma, con luces naturales y sin apenas artificios, pero eso es lo que logra que te metas de lleno en el contexto de la histora, deseando estar allí también (o al menos yo quería estar allí todo el tiempo).
La película es divertida porque hay muchas situaciones con las que te ríes, sobretodo por como reacciona Elio ante Oliver, pues no hay que olvidar que Elio es un adolescente y cuando quiere algo es como que lo quiere ya, y su impaciencia resulta muy tierna y divertida.
Un gran ejemplo de esto es la escena del reloj, la cual resulta hilarante por que Elio está constantemente mirando el reloj como si así pudiera adelantar el tiempo y que fuera ya la hora a la que ha quedado con Oliver.
Es valiente y necesaria porque si bien la historia de fondo se ha contado mil veces (un amor de verano que acaba cuando este torna a su fin), aquí la historia tiene más fondo por todo lo que implica: no solo por presentar un romance bisexual, colectivo básicamente ignorado por el cine, sino también por ser una historia de descubrimiento y exploración, de aprender a como ser uno mismo, no solo en lo sexual, sino también en otros aspectos.
Es sensual porque en la película no hay una sola escena de sexo explícito, pero no hacen falta para trasmitir al espectador todo lo Elio y Oliver que se desean y lo que sienten cada vez que se miran o se buscan, porque basta con que estén juntos en una misma habitación para transmitir esa tensión y ese deseo. Como ejemplo queda la preciosa escena que da nombre a la película, el "call me by your name and i call you by mine".
En lineas generales es una película que transmite perfectamente un cóctel de emociones al espectador abarcando un amplio abanico incluso en una misma escena, y para mi él mejor ejemplo de esto es la escena del melocotón.
Ahí el espectador siente de todo en pocos segundos, desde la vergüenza de Elio, la incredulidad de Oliver, la picardía, la ternura de querer abrazar a Elio que se está muriendo por dentro, la risa por lo ridículo del momento e incluso la tristeza.
Por último, que no por ello menos importante, me gustaría hacer una mención especial a los padres de Elio y a las últimas escenas. Creo necesario hablar del genial papel de los padres de Elio en la película, padres que ojalá mucha gente hubiera tenido.
Padres comprensivos que escuchan a su hijo, que lo quieren y que no lo juzgan, y que no solo lo aceptan tal y como es pese a la época en la que se desarrolla la película, sino que además le dicen que está bien que sea así, que se sienta así, QUE AME ASÍ.
Última mención a la escena final de los créditos, con la preciosa canción Visions of Gideon sonando de fondo mientras vemos la cara de Elio. Esa escena es maravillosa porque vemos a nuestro pequeño protagonista hacerse mayor delante de la cámara; como pasa por todas las fases de "aceptación" del final, desde el no querer creerlo, a llorar, a sobreponerse y sonreír.
Por supuesto, también vemos nacer ante la cámara al increíble intérprete que es Timotheé Chalamet.
No he creído necesario hacer hincapié en lo geniales que están todos los actores, en especial la pareja protagonista, porque queda claro con todo lo que he contado en las líneas superiores.
Solo espero que si vais a verla os guste tanto como a mi, que aún dos semanas después de verla (he tardado en escribir esta crítica porque no sabía como hacerlo), me descubro pensando en ella.
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